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Porque como en el día de Madiánb, tú has quebrado el yugo que cargaba, la vara de su hombro y el cetro del que lo oprime. Todo calzado del que marcha con estruendo y el manto revolcado en sangre serán para quemar, pasto para el fuego.

Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

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